El autismo ha aumentado de manera constante desde finales del
pasado siglo, durante un período en que el mercurio se está eliminando
de forma gradual, mientras que la carga de aluminio adyuvante ha ido
incrementándose.
En el estudio de EE.UU se identifica varios signos y síntomas que son
significativamente más prevalentes en los informes tras de las
vacunaciones después del 2000, incluye celulitis, convulsiones,
depresión, fatiga, dolor y muerte, y que también se asocia
significativamente con vacunas que contienen aluminio.
El estudio propone que los niños con diagnóstico de autismo son especialmente vulnerables a los metales tóxicos como el aluminio y el mercurio debido a insuficiente sulfato sérico y glutación. Parece existir una fuerte correlación entre el autismo y la vacuna triple vírica (sarampión, paperas, rubeola) se observa también, lo que, en parte puede explicarse, por un aumento de la sensibilidad al paracetamol administrado para controlar la fiebre.
El estudio propone que los niños con diagnóstico de autismo son especialmente vulnerables a los metales tóxicos como el aluminio y el mercurio debido a insuficiente sulfato sérico y glutación. Parece existir una fuerte correlación entre el autismo y la vacuna triple vírica (sarampión, paperas, rubeola) se observa también, lo que, en parte puede explicarse, por un aumento de la sensibilidad al paracetamol administrado para controlar la fiebre.
Dejamos aquí el estudio para aquellos que deseen profundizar sobre
la materia. Realmente lo que se cuestionan no son las vacunas, sino los
denominados componentes coadyuvantes o aditivos que son accesorios de la
propiedad principal de la vacunación. La cuestión de base reviste
especial interés en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa,
ya que los efectos secundarios, podrían ser evitados utilizando otro
tipo de excipientes inocuos para las funciones de los receptores AMPA y
NMDA.