jueves, 12 de febrero de 2015

Los celulares y las consecuencias de sus usos

http://www.absolum.org/ot_experimento_mas_grande.html 
La Barrera hematoencefálica
El segundo efecto en el cual quiero concentrarme, ha sido demostrado en el laboratorio, debería ser por sí mismo suficiente para cerrar ésta industria y para desaconsejar a cualquiera usar un teléfono móvil.
Yo le llamo el "revólver humeante" de los experimentos de teléfonos móviles. Como muchos efectos biológicos de radiaciones de microondas, este no tiene nada que ver con el calor. El cerebro está protegido por apretadas uniones entre células adyacentes con paredes capilares, la llamada Barrera hematoencefálica, la cual, igual que una patrulla fronteriza, permite que pasen solo los nutrientes de la sangre al cerebro, pero mantiene alejadas las sustancias tóxicas. Desde 1988, las investigaciones en el laboratorio de un neurocirujano sueco, Leif Salford, han consistido en exponer a jóvenes ratas de laboratorio ante un teléfono móvil o a otra fuente de radiación de microondas; luego sacrifica a los animales y buscan la albúmina en su cerebro. La albúmina es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro. La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado, consistentemente durante 18 años.
Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de 1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura.
Y finalmente, en una investigación publicada en junio 2003, una simple exposición de dos horas a un teléfono móvil permanentemente dañó la barrera sanguínea cerebral y, en un autopsia 50 días más tarde, se encontró que había dañado o destruido hasta el 2 por ciento de las células del cerebro de un animal, incluyendo células en un área del cerebro relacionada con el aprendizaje, memoria y movimiento. Reducir el nivel de exposición por un factor de 10 o 100, de este modo, duplicando el efecto de utilizar un “manoslibres”, mover un teléfono celular más lejos de su cuerpo, o estando cerca del teléfono de otra persona, ¡no cambió apreciablemente los resultados! Incluso en la exposición más baja, la mitad de los animales tenían un número de moderado a alto de neuronas dañadas.