http://www.absolum.org/ot_experimento_mas_grande.html
La Barrera hematoencefálica
El segundo efecto en el cual quiero concentrarme, ha
sido demostrado en el laboratorio, debería ser por sí mismo suficiente
para cerrar ésta industria y para desaconsejar a cualquiera usar un
teléfono móvil.
Yo le llamo el "revólver humeante" de los experimentos
de teléfonos móviles. Como muchos efectos biológicos de radiaciones de
microondas, este no tiene nada que ver con el calor. El cerebro está
protegido por apretadas uniones entre células adyacentes con paredes
capilares, la llamada Barrera hematoencefálica, la cual, igual que una
patrulla fronteriza, permite que pasen solo los nutrientes de la sangre
al cerebro, pero mantiene alejadas las sustancias tóxicas. Desde 1988,
las investigaciones en el laboratorio de un neurocirujano sueco, Leif
Salford, han consistido en exponer a jóvenes ratas de laboratorio ante
un teléfono móvil o a otra fuente de radiación de microondas; luego
sacrifica a los animales y buscan la albúmina en su cerebro. La albúmina
es una proteína que es un componente normal de la sangre pero que
normalmente no cruza la barrera hematoencefálica que protege el cerebro.
La presencia de albúmina en el tejido cerebral siempre es señal de que
las venas han sido dañadas y de que el cerebro ha perdido parte de su
protección. Esto es lo que los investigadores han encontrado,
consistentemente durante 18 años.
Las radiaciones de microondas, en dosis iguales a las
emisiones de los teléfonos celulares, provocan que se encuentre albúmina
en el tejido cerebral. Una simple exposición a un teléfono celular
común durante dos minutos hace que la albúmina pase al cerebro. En un
conjunto de experimentos, redujeron el nivel exposición en un factor de
1,000 el aumento del daño de la barrera sanguínea cerebral, mostrando
que no es el efecto de respuesta a una dosis y que reducir la potencia
no hará que la tecnología inalámbrica sea más segura.
Y finalmente, en una investigación publicada en junio
2003, una simple exposición de dos horas a un teléfono móvil
permanentemente dañó la barrera sanguínea cerebral y, en un autopsia 50
días más tarde, se encontró que había dañado o destruido hasta el 2 por
ciento de las células del cerebro de un animal, incluyendo células en un
área del cerebro relacionada con el aprendizaje, memoria y movimiento.
Reducir el nivel de exposición por un factor de 10 o 100, de este modo,
duplicando el efecto de utilizar un “manoslibres”, mover un teléfono
celular más lejos de su cuerpo, o estando cerca del teléfono de otra
persona, ¡no cambió apreciablemente los resultados! Incluso en la
exposición más baja, la mitad de los animales tenían un número de
moderado a alto de neuronas dañadas.
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