viernes, 21 de agosto de 2015

El potente ámbito financiero

por Jüri Lina
extráido de Arquitectos del engaño

Prestar dinero con interés fue condenado por los antiguos filósofos como Platón, Plutarco, Séneca y Cicerón. El dinero para ellos era algo muerto; una cosa muerta no te permite crecer. Aristóteles escribió en su obra "Política" (Libro Primero, parte X): "La ganancia más odiada y con mayor razón, es la usura, que obtiene un beneficio del dinero en sí y no de su objeto natural. El dinero estaba destinado a ser utilizado en el intercambio, pero no para aumentar a base de interés... Porqué de todas las maneras de conseguir una gran cantidad ésta es la más antinatural". Hasta finales de la Edad Media a los cristianos les estaba prohibido cobrar intereses. Cobrar intereses de un préstamo era el equivalente al asesinato y al robo. Más tarde, los que cobraban intereses eran tratados como herejes. Martin Luther dijo claramente: "¡Todos los usureros son ladrones y pertenecen a la horca!" Todos los que prestaban dinero a una tasa de interés del 5 o el 6 por ciento eran considerados unos falsarios. Durante la edad media sólo los judíos estaban autorizados a prestar dinero con interés. El Deuteronomio prohíbe a un judío cobrar interés a su hermano. Pero el goy (no judío) no era su hermano. Y para los judíos extremistas el saqueo no era desconocido. Para garantizar el normal desarrollo económico el rey de Babilonia capturaba a los ladrones de Israel que saqueaban y robaban a las caravanas en el desierto. Estos ladrones de caravanas vivían del trabajo y el esfuerzo de los demás. El filósofo esotérico sueco Henry T. Laurency resume el giro de los acontecimientos de la siguiente manera en su gran obra "La piedra filosofal" ("De vises sten", Skovde, 1.995, p. 249): "Los judíos eran una incivilizada tribu de pastores que en cierta medida vivían de los robos. Tenían un Dios tribal Jahwe que anhelaba sacrificios de sangre y vigilaba celosamente que otros dioses no recibieran ningún sacrificio. El exilio babilónico fue el primer contacto de los Israelitas con una filosofía más sensata y con cultura... a través de los datos históricos adquiridos y en parte a través de sus propias tradiciones orales se construyó una historia de los judíos. Los escritos de los profetas constituían sus propias revisiones de lo que habían estado sintiendo en cautividad." En la antigua Babilonia la tasa de interés legal era de un 30 por ciento en dinero y un 50 por ciento en grano. En Asiria no había ningún límite máximo para la tasa de interés. Los agricultores a menudo estaban tan profundamente endeudados que morían de hambre junto con sus familias. Esto llevó a la explotación despiadada del suelo. En la ciudad de Uruk en Babilonia vivían dos hermanos que prestaban dinero con interés. Cuando el prestatario ya no podría pagar su préstamo, perdía la casa y tenía que empezar a trabajar de forma gratuita para los hermanos. El esclavo podía ser prestado también a otros empresarios. Este es un ejemplo clásico de esclavitud económica. Hace casi 3.700 años el gobernante de Babilonia, Hammurabi (1.848-1805 a C), que era descendiente de la dinastía Amorita, prohibía a través de sus actos legales (que contienen 93 párrafos ) el cobro de interés sobre intereses, lo que significaba que el prestatario, además de los activos que le habían prestado, tenía que devolver la misma cantidad de bienes o dinero. Quien rompía la norma era severamente castigado, aunque muy pocos la respetaban. Los 282 Códigos de Hammurabi escritos en Acadiano se encontraron en 1.901 en las excavaciones de Susa en el antiguo Elam (el actual Irán). Hammurabi entendía que el interés sobre el interés comportaría una terrible carga económica que la gente no sería capaz de soportar. Por eso creía que era necesario castigar severamente la usura. La tasa de interés máxima permitida se estableció en un 20 por ciento. El comercio y la economía en general mejoró inmediatamente, aunque era difícil cumplir con la ley. Los Israelitas disfrutaban de la práctica de la usura y comenzaron a explotarla con entusiasmo. El Profeta Muhammad exigía que la usura fuera prohibida. Recomendó que el prestamista actuara como un inversor que quiere recibir parte de los beneficios. Si no hay ningún beneficio uno debe estar satisfecho con perder el dinero. El 133 a C el tribuno romano Tiberius Gracchus intentó reducir el poder de los cambistas a través de leyes más estrictas contra la usura limitando la propiedad de la tierra legal a un iugerum por familia. Fue asesinado el mismo año. El 48 a C Julio César privó a los cambistas del derecho de acuñar moneda y lo hizo él mismo. Con una mayor oferta de dinero fue capaz de levantar muchos edificios públicos. La gente de la calle adoraba a César por su contribución a que ganaran más dinero. Tras el asesinato de César, fue el final de la abundancia de dinero. La oferta monetaria se redujo un 90 por ciento. Los impuestos se pusieron por las nubes. Como resultado de ello la mayoría de la gente perdió sus tierras y sus hogares. La calumnia de César continúa todavía hoy. Jacques Attali, el historiador judío, académico y francmasón, que escribió el libro "Los judíos, el mundo y el dinero" (París, 2.001) declaró en la revista L'Express que los judíos habían inventado el capitalismo. Attali destacó: "Mi conclusión es que los judíos tienen toda la razón de estar orgullosos de esta parte de su historia". Los judíos masónicos, por lo tanto, querían adquirir tanta riqueza como les fuera posible para servir a sus demonios durante los siglos XIX y XX. Attali explica de la siguiente manera que los judíos se hicieran tan ricos: "Fue un desarrollo natural. Dentro del Islam hay el mismo tabú contra el préstamo y el interés como con los cristianos. Los judíos se encontraban entre los pocos que sabían leer y escribir. Consecuentemente eran los únicos capaces de organizar las operaciones de crédito que el comercio necesitaba en ese tiempo. Además los educados empresarios judíos eran la única red internacional de prestadores de dinero, comerciantes y cambistas." Durante los primeros trescientos años d C los judíos fueron las únicas personas en Europa que tenían derecho a prestar dinero. Attali tuvo que falsear la historia para que encajara con su tesis. Había mucha gente educada y altamente sofisticada que no tenía ninguna intención de hacerse rico mediante la usura. ¿Los judíos también deben estar orgullosos de que sus extremistas desarrollaran el capitalismo de estado - el comunismo, que ha recogido increíblemente tantas víctimas? El reformador religioso judío Johann Calvin (nacido Cauin, 1.509-1.564) de Suiza permitió el interés y el francmasón Enrique VIII de Inglaterra redujo las leyes contra la usura. Los cambistas una vez más eran capaces de afirmarse. La iglesia católica no cedió a la presión sobre los intereses hasta 1.745. El economista irlandés Margrit Kennedy señaló que un préstamo al 1 por ciento se duplica en 70 años. Un préstamo al 3% acumula el doble de interés en tan sólo 24 años. Un préstamo al 6% los dobla en 12 años y al 12% el importe se duplica en sólo seis años. Si alguien hubiera prestado un centavo e 1 d C y le hubiera cargado un 4 por ciento de intereses, en 1.750 podría haber comprado tanto oro como pesa toda la tierra. (Al cinco por ciento de interés le habría sido posible ya en el año 1.403.) En 1.990, hubiera podido comprar 12.246 pepitas de oro del tamaño de la tierra. Estos ejemplos extremos muestran como el interés perjudica locamente la economía de cada país.

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